Carta a los
profesionales de residencias para personas mayores sobre el uso de sujeciones.
Por Antonio Burgueño, director
técnico del programa 'Desatar al anciano y al enfermo de Alzheimer'
Se dice que son cosa del médico que las prescribe, pero se
defiende que su aplicación se ha de decidir por todo el equipo, se dice que es
una medida terapéutica pero cuando se describen sus fines se habla de proteger,
se dice que se aplican las imprescindibles y a la vez se dice que para
evitarlas sería necesario más personal, se dice que prescindir de ellas es
inviable pero existen centros libres de sujeciones.
Hace diez años que los profesionales están trabajando para
racionalizar las sujeciones, y España sigue ocupando el número uno del ranking
mundial. Se suele decir “hay que buscar alternativas” pero sin reparar en que
si la actitud es restringir para proteger ¿qué método puede ser tan eficaz como
una sujeción?. Y si la realidad es que, a falta de más personal para poder
vigilar mejor a los residentes aplico sujeciones, nadie podrá escapar a esa
realidad, pues nadie puede incrementar sus plantillas.
Hay quienes propugnan reducir las sujeciones, el propio
Programa Desatar lo hacía hace unos años, pero hemos aprendido que mantener
cierto grado de tolerancia no permite cambiar de mentalidad, y adoptar una
actitud menos restrictiva. Si mantienes sujeciones has de explicarlas a las
familias y convencerles de que son necesarias, para lo cual es necesario estar
convencido.
Hoy día el Programa Desatar propone una tolerancia cero al
uso de sujeciones, no considerarlas pues como una opción, lo que ha llevado a
32 centros ya a erradicarlas totalmente, y a sus profesionales a un desarrollo
profesional que no era posible antes por culpa de las sujeciones. Esa es la
maldad que tienen las sujeciones para los profesionales, que resuelven
situaciones de una forma tan simple que bloquea el desarrollo de conocimientos
y experiencias para prevenir y manejar problemas de conducta, o caídas.
No existe un método científico para eliminar sujeciones,
pues es cuestión de actitud, y tampoco existe base científica para seguir
usándolas (no existen evidencias que apoyen las supuestas indicaciones que
queremos ver). Desatar es, pues, un cambio de paradigma, de estar de acuerdo en
utilizar sujeciones, a un nuevo paradigma de cuidado en el que nos ponemos de
acuerdo en no considerarlas una opción. El argumento más contundente a favor de
ese cambio de paradigma es que los centros libres de sujeciones son más seguros
para sus residentes que los que siguen utilizando sujeciones. Ver para creer.
Quiero terminar con una pregunta, ¿si las sujeciones estás
encubriendo déficits de personal, o déficits organizativos o ambientales, a
quién le estamos haciendo el juego cuando decidimos aplicar una sujeción?
Ramiro Lozano
Jubilats-USOC
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